>Quiénes somos>Los camagüeyanos>Al rescate de Flora
Adalberto Afonso Fernández,
para Camagüeyanos por el Mundo.
Abril 18, 2001.
El treinta y uno de octubre se cumplirán diez años (octubre 31 de 1991) del fallecimiento, en
Madrid, de una de las más brillantes camagüeyanas y cubanas cuya meritoria labor social y
literaria yace olvidada en esa parte mutilada de la historia de Cuba.
Me refiero a la Dra. Flora Díaz Parrado. Defensora del derecho de la mujer cubana al sufragio,
participó en la lucha contra la dictadura de Machado, padeciendo prisión. Fue una de las mujeres
que cargó en hombros el ataúd de Rafael Trejo hasta su tumba. Fue la primera mujer cubana que
ocupó un cargo diplomático, desde 1934; carrera que fue interrumpida al dejarla cesante el
gobierno revolucionario en 1962, cuando se quedó a vivir en Francia y no regresó más a Cuba.
En 1939 rescató de los campos de concentración franceses a centenares de cubanos, hispanoamericanos
y españoles que huían de la recién concluida guerra civil española y se hallaban padeciendo
enfermedad, frío y hambre. Les llevó ropa, alimentos y medicinas y les facilitó partir hacia Cuba,
concediéndoles pasaporte cubano. El gobierno de Francia reconoció, a través de la prensa, su tarea
heroica.
En 1951, ante el Tribunal Internacional de La Haya, defendió el Derecho de Asilo, tomando para
ello el caso del político peruano Víctor Raúl Haya de la Torre. Desde su cargo diplomático en
París gestionó y obtuvo de la municipalidad de París que, en esa ciudad, se dedicase una plaza
a José Martí, en conmemoración del centenario de su natalicio. Periodista muy admirada en Cuba,
escribió en la prensa camagüeyana así como en la de La Habana y en algunas de las principales
revistas de Cuba (Social, Carteles, Antenas, Revista de la Universidad del Aire, Bohemia
y otras).
Cuando ocupaba un cargo diplomático en Chile, en 1937 publicó su novela-ensayo Mis
tinieblas. En 1941, en Cuba, Cinco cuentos y El velorio de Pura, además
de Teatro. Conferencista, publicista, fue relevante su obra. En octubre de 1952 le
fue otorgada la orden Carlos Manuel de Céspedes, con diploma y medalla de oro.
Sus últimos años los pasó totalmente olvidada de camagüeyanos y de cubanos, en general. Hoy,
desde aquí, queremos exhortar a que tratemos de rescatar la memoria de tan ilustre compatriota.
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