>Quiénes somos>El Camagüey>Síntesis histórica del Camagüey
Iván Leyva Sabina,
para Camagüeyanos por el Mundo.
Noviembre, 2001.
Historiadores y cronistas españoles de la época de la conquista y colonización advirtieron la existencia de regiones indígenas en Cuba. El territorio camagüeyano estaba dividido en tres zonas bajo el control de los cacicazgos de Camagüei o Camagüebax, Caonao y Guáimaro. La llegada y establecimiento a partir de 1492 de los europeos alteró de manera total la vida de los primitivos pobladores, quienes rápidamente fueron convertidos en siervos, bajo un régimen opresivo y violento que determinó su extinción casi total en poco más de una centuria.
Dieciocho años después del descubrimiento se inició la ocupación de Cuba con la fundación -a partir de 1512- de las primeras siete villas, una de las cuales fue Santa María de Puerto Príncipe, en la actual bahía de Nuevitas, sin que sea posible precisar la fecha con exactitud (entre 1514 y 1515); aunque desde 1974 se conmemora oficialmente el aniversario el 2 de febrero de 1514.
En 1516 la villa se trasladó a las márgenes del río Caonao, al parecer en busca de mejores condiciones naturales y fuerza laboral indígena, puesto que allí había un cacicazgo con población relativamente numerosa. Doce años después, en 1528, Puerto Príncipe -como casi todas las primeras villas españolas de Cuba- sufrió un segundo traslado, esta vez hacia el cacicazgo de Camagüei, situado en el centro geográfico del territorio.
El pomposo nombre original fue paulatinamente desplazado por el toponímico indígena, más fácil para el habla popular y de mayor arraigo insular, hasta que cuatro siglos después, el 22 de abril de 1903, fue oficialmente reconocido para la ya por entonces ciudad el nombre de Camagüey.
Una de las actividades mercantiles que más influyó en el desarrollo económico del territorio fue el contrabando, en el cual participaron desde muy temprano hacendados criollos y comerciantes de todas las esferas, quienes directa o indirectamente amasaron grandes fortunas practicando o permitiendo el comercio ilícito, en cierta medida como consecuencia de la incapacidad del monopolio español para resolver eficazmente las necesidades de una población en constante crecimiento. Al mismo tiempo se desarrolló la naciente oligarquía criolla, enriquecida fundamentalmente por la ganadería, impulsada ésta por las extensas llanuras y pastizales y las muy favorables condiciones climáticas.
Puerto Príncipe fue cuna de la primera obra literaria cubana: un poema o canto épico-heroico con base histórica titulado Espejo de Paciencia, del escribano público, natural de Islas Canarias, Silvestre de Balboa Troya y Quesada.
Actas notariales del siglo XVII, del escribano
de la Villa de Santa María de Puerto Príncipe,
Silvestre de Balboa Troya y Quesada (de su puño y letra).
Museo provincial Ignacio Agramonte, Camagüey.
El desarrollo económico de la localidad alcanzó tal fuerza que despertó el interés de piratas famosos como Henry
Morgan y Francois Granmont, quienes la atacaron en 1668 y 1679 respectivamente.
La producción azucarera tuvo gran auge en el siglo XVIII. La imagen de Puerto Príncipe en esa época es la de una
población próspera con una economía sólida. Las construcciones religiosas, militares, gubernativas y domésticas
llevan el sello de esa riqueza.
Escudo de la ciudad de Santa María de Puerto Príncipe,
hoy Camagüey, otorgado por el rey Fernando VII en 1817,
conjuntamente con el título de ciudad.
Las contradicciones determinadas por el férreo control de la metrópoli y el interés de los ricos criollos por deshacerse de las restricciones impuestas, crearon el caldo de cultivo para que la inconformidad se transformara en rebeldía. Esa lucha pasó rápidamente del plano meramente económico al político y muy pronto las motivaciones para una confrontación -que no tenía otra posibilidad que la de las armas- se convirtieron en el ideal independentista, antiesclavista y de formación y afianzamiento de la nacionalidad.
Escudo de la provincia de Camagüey.
Aprobado en sesión del Consejo Provincial
el 23 de diciembre de 1826.
Los camagüeyanos se alzaron contra el colonialismo español apenas unas semanas después que los iniciadores, bayameses.
La figura más conspicua de los patriotas camagueyanos es la del joven abogado Ignacio Agramonte y Loynaz, quien fue uno de los redactores de la primera constitución democrática cubana (proclamada en Guáimaro, en 1869). Nació en Puerto Príncipe el 23 de diciembre de 1841. Llegó a General de una fuerza de caballería que puso en jaque numerosas veces al ejército peninsular. Muere en combate en los potreros de Jimaguayú el 11 de mayo de 1873.
Mayor General del Ejército Libertador
Ignacio Agramonte y Loynaz.
Otro patriota camagüeyano importante lo fue Salvador Cisneros Betancourt, quien desdeñó sus blasones nobiliarios por el título de revolucionario y participó en todas las luchas anticolonialistas desde 1851 hasta el final de la ocupación española en el cierre de la decimonovena centuria, llegando dos veces a ocupar el cargo de Presidente de la República en Armas. Terminó sus días enfrentándose a la penetración estadounidense.
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