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>Documentos>Tu psiquis enfermiza
Luis L. Arroyo

Dolor infinito debía ser el único
nombre de estas páginas.
Dolor infinito, porque el dolor del
presidio es el más rudo, el más
devastador de los dolores, el que
mata la inteligencia, y seca el alma,
y deja en ella huellas que no se
borrarán jamás.

José Martí



Luis L. Arroyo, Tim McCoy, estuvo preso 27 años en las cárceles de Fidel Castro por sus actividades políticas en contra del régimen.

Tim McCoy ayudó a desactivar las cargas de dinamita sobre las que se hacía dormir a los presos en las Circulares del Reclusorio de Isla de Pinos. Preso plantado, fue víctima de palizas durante el plan Camilo Cienfuegos de trabajos forzados, el cual finalmente hicieron fracasar los plantados de Isla de Pinos. Rechazó el sistema penitenciario nacional que pretendía, vistiendo a los presos políticos con el mismo azul de los presos comunes, eliminar la presencia visible de los plantados. Se quedó entonces en calzoncillos, como representante de una nueva variante de plantado: el desnudo.

Veintisiete años de presidio político en Cuba. Golpizas individuales y colectivas. Cárcel, carceleros y dolor. Experimentos "alimentarios". Huelgas de hambre. Veintisiete años: La Cabaña, Isla de Pinos, Boniato, Combinado de La Habana del Este. Dentro de estos infiernos Luis Arroyo fue miembro fundador del Partido de la Democracia Representativa y de la Asociación de Poetas y Escritores Libres de Cuba. Activo promotor de los derechos humanos, pagó como se paga en las cárceles comunistas por el derecho a pensar y a expresar lo que se piensa: quedó totalmente ciego y virtualmente paralítico. No ha recuperado más que parcialmente la vista hasta el día de hoy.

Puesto en libertad, llegó a Miami en 1987. Allí fue donde lo conocí personalmente. Una enorme sonrisa y ojos chispeantes detrás de gruesos espejuelos me saludaron calurosamente en los corredores de la Universidad. Allí me entregó una carpeta azul con el proyecto de su primer libro de poemas, Tu psiquis enfermiza, con la advertencia expresa de que podía disponer de los versos como mejor me pareciera.

Ya en nuestra sección Documentos tenemos publicados el Espejismo, de Ernesto F. Botifoll, y El Pequeñuelo, de Ernesto Díaz. Sirvan estos textos, junto con los de Tim McCoy que hoy se incorporan a esta finca, como un homenaje a los que dejaron juventud, vida y partes de su cuerpo, y su cuerpo entero, en las cárceles de Cuba, por pensar como les pareció mejor. Y por decir lo que pensaban. Y por actuar en consecuencia.

Cosas todas ellas consideradas pecado mortal y crimen perseguible en nuestra patria hoy día.

Dumois,
Julio de 1999.





Tu psiquis enfermiza

Se dice que ante ti tiembla la muerte
cuando el odio ensombrece tu mirada:
que no hay nada capaz de detenerte
y que no te detienes ante nada;

que te place matar y te divierte
ensañarte en el hombre encarcelado.
Que la sangre a raudales que se vierte
alimenta tu espíritu torcido;

que tu mente es un mundo paranoico
donde habitan miedos, negros sueños,
pálidos espectros y sórdidos terrores.

Y que alucinado matas en consecuencia,
tratando de extirpar toda presencia
que asustare tu psiquis enfermiza.
1972


Día de las Madres

Hoy es Día de las Madres,
y aunque yo me encuentro preso,
con mi pensamiento un beso
de mi madre vuela en pos.
Y siento cómo al instante
en su mejilla se posa,
con un perfume de rosa
y la bendición de Dios.
Mayo, 1978


El amor a mi Patria

El amor que a mi Patria le profeso
es el fuego vital de mi existencia;
es la masa que envuelve mi conciencia.
Es mi verdad, y es mi todo: lo confieso.

Lo mismo ayer huyendo, que ahora preso,
su aliento maternal y su vehemencia
hacen más ideal mi resistencia
para triunfar y merecer su beso.

Te llevo, Patria mía, en mi mente:
armonía es tu nombre en mi garganta
y tu sonido es música elocuente.

¡Oh, Madre! El corazón te besa y canta
con su filial latido, dulcemente.
¡Bendita seas mil veces, tierra santa!
Mayo 14, 1968


¡Cuánta pena y vergüenza!

¡Cuánta pena y vergüenza me produce
el proceder infame del cubano,
aquél que hace víctima a su hermano
porque el miedo a ello lo conduce!

¡A qué mísero fantoche se reduce
una persona, llevada de vil mano,
cuando lame las botas del tirano
y roba y mata, si a ello él lo induce!

Traidor: bajo el rótulo de "solidario"
gustoso se transforma en mercenario
de todo cuanto al sátrapa conviene.

¡Y se siente feliz, cuando por suerte
se grita a voz en cuello: "Patria o muerte.
Venceremos." Y: "Comandante, ordene."!
Septiembre, 1968


Autoestimación

¿Tú no entiendes, verdugo, que el dolor
que me causa el suplicio me inocula
el adecuado antídoto que anula
la secuela que origina tu impudor?

La venganza no tengo por motor
de mis actos. Me impulsa la conciencia
nacida del sentido del honor:
de la autoestimación, flor y esencia.

No responde a reflejo programado
ni requiere de estímulo mi ego
cuando actúa en riposta a tu atropello.

De odios y rencores liberado,
a Dios gracias, me encuentro. ¡Mas no niego
que la guerra es sin tregua y a degüello!
1972