>Del saber>Hoy comienzo una nueva vida
Og Mandino, El vendedor más grande del mundo.
Hoy comienzo una nueva vida.
Y me hago el solemne juramento de que nada retardará el crecimiento
de mi nueva vida.
No interrumpiré ni un día estas lecturas, porque día
que pierda no podrá recobrarse jamás, ni podré
sustituirlo por otro.
No debo interrumpir, no interrumpiré este hábito de la lectura
diaria de estos pergaminos, y en realidad, los pocos momentos que pase todos
los días en este nuevo hábito será un precio
insignificante que tendré que pagar por la felicidad y el éxito
que serán míos.
Y mientras leo y releo las palabras de los pergaminos siguientes, no
permitiré jamás que la brevedad de cada pergamino, ni la
simplicidad de sus palabras, me lleven a tratar livianamente el mensaje del
pergamino.
Miles de uvas se prensan para llenar una botella de vino y el hollejo y la
pulpa son arrojados a los pájaros. Así es con estas uvas de
sabiduría de los siglos: mucho se ha filtrado y arrojado a los vientos.
Solamente la verdad pura yace destilada en las palabras que vendrán.
Beberé según las instrucciones y no derramaré ni una
gota. Y la semilla del éxito ingeriré.
Hoy mi viejo pellejo se ha vuelto como polvo. Caminaré erguido entre
los hombres y no me reconocerán, porque hoy soy un nuevo hombre, con
una nueva vida.
Saludaré este día con amor en mi corazón.
Saludaré este día con amor en mi corazón, porque
éste es el secreto más grande del éxito en cualquier
empresa. La fuerza muscular podrá partir un escudo y aún
destruir la vida. Pero sólo el poder invisible del amor puede abrir el
corazón del hombre. Y hasta que no domine este arte no seré
más que un mercachifle en el mercado.
Haré del amor mi arma más poderosa y nadie a quien yo visite
podrá defenderse de su fuerza.
Podrán contradecir mi razonamiento, podrán desconfiar de mis
discursos, podrán desaprobar mi manera de vestir, podrán
rechazar mi rostro, y hasta podrán sospechar de mis ofertas especiales,
y sin embargo mi amor les derretirá el corazón, al igual que el
sol entibia mis frías arcillas.
Saludaré este día con amor en mi corazón.
Y lo haré. De aquí en adelante contemplaré todas las
cosas con amor y naceré de nuevo.
Amaré el sol porque me calienta los huesos. Pero también
amaré la lluvia porque purifica mi espíritu.
Amaré la luz porque me señala el camino. Pero también
amaré la oscuridad porque me enseña las estrellas.
Acogeré la felicidad porque engrandece mi corazón. Pero
también soportaré la tristeza porque descubre mi alma.
Reconoceré la recompensa porque constituye mi pago. Pero
también daré acogida a los obstáculos porque
constituyen para mí un desafío.
Saludaré este día con amor en mi corazón. ¿Y cómo
hablaré? Elogiaré a mis enemigos y se convertirán en
amigos míos.
Animaré a mis amigos y se convertirán en hermanos míos.
¿Pero como reaccionaré ante la conducta de los demás?
Con amor, porque así como el amor es el arma con la que me propongo
abrir el corazón del hombre, el amor es también mi escudo para
resistir los dardos de odio y las lanzas de ira.
La adversidad y el desánimo azotarán cual huracán mi
nuevo escudo, hasta quedar finalmente reducidos a finas lluvias.
Mi escudo me protegerá en el mercado, me sostendrá cuando
esté solo. Me estimulará en el momento de desánimo.
Pero también me calmará en épocas de gozoso transporte.
Con el uso se fortalecerá y me protegerá cada vez más,
hasta que un día lo pondré a un lado y caminaré sin
estorbos entre todos los hombres, y cuando lo haga, mi nombre será
enarbolado bien alto en la pirámide de la vida.
Saludaré este día con amor en mi corazón.
¿Y cómo me enfrentaré con las personas con quienes me
encuentre? De una sola manera. En silencio y en mi fuero interno me
dirigiré a ellas y les diré que las amo. Aunque dichas en
silencio, estas palabras se reflejarán en mis ojos.
Serenarán mi frente, harán que una sonrisa se asome a mis
labios, y harán eco en mis voz, y los corazones se abrirán.
Y, ¿quiénes serán aquellos que se negarán a comprar mis
mercancías cuando en sus corazones sientan mi amor?
Saludaré este día con amor en mi corazón.
Y principalmente me amaré a mí mismo. Porque cuando lo haga,
vigilaré celosamente todo lo que entra en mi cuerpo, mi mente, mi
alma y mi corazón.
Nunca más mimaré los apetitos de la carne, sino que
más bien trataré cuerpo con limpieza y moderación.
Nunca permitiré que mi mente sea atraída por el mal y la
desesperación, sino que más bien la estimularé con los
conocimientos y la sabiduría de los siglos.
Nunca le permitiré a mi alma que se vuelva complaciente y satisfecha,
por el contrario la alimentaré con la meditación y la
oración. No permitiré nunca que mi corazón se
empeñe o se amargue, sino que más bien lo compartiré y
crecerá y alegrará la tierra.
Saludaré este día con amor en mi corazón.
De aquí en adelante amaré a toda la humanidad. Desde este
momento todo el odio ha sido extraído de mis venas, porque no tengo
tiempo para odiar, sólo tengo tiempo para amar.
Desde este momento doy el primer paso requerido para convertirme en un
hombre entre los hombres.
Con amor aumentarán mis ventas en un ciento por ciento y me
convertiré en un gran vendedor. Aunque no posea otras cualidades
puedo alcanzar el éxito con el amor solamente.
Sin el amor fracasaré aunque posea todos los conocimientos y
habilidades del mundo.
Saludaré este día con amor en mi corazón, y
tendré éxito.
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